Coloca todo, menos la carne, en un procesador de alimentos y procesa hasta que quede suave.
Coloca la carne en una fuente para horno y vierte la salsa sobre ella.
Cubre bien y hornea durante 2 horas a 350 grados. Da vuelta a la carne y hornea sin tapar durante una hora más o hasta que esté tierna al pincharla con un tenedor.
Enfría, cubre la pechuga y refrigera durante la noche.
Al día siguiente quitar la grasa y cortar la carne en rebanadas del grueso deseado en sentido contrario a las fibras de la carne
Retira la grasa solidificada de la salsa y ponla a hervir sobre la hornalla.
Calienta el horno a 350 grados. Prueba la salsa para ver si necesita reducirse. Si es así, hiérvela durante unos minutos o según sea necesario.
Vuelve a colocar la carne en la salsa y caliéntala en el horno durante 20 minutos.